Sant Antoni 2025

El fin de semana de Sant Antoni 2025 volvió a demostrar lo que más nos gusta de Marxuquera: la capacidad de convertir un sábado y un domingo cualquiera en una celebración compartida, llena de vida, fuego, animales y buen ambiente.

El sábado empezó con trabajo y ganas. Al anochecer, la plaza de la ermita se fue llenando de gente y de expectación. Cuando se encendió la hoguera, las llamas bailaron hacia el cielo y los ojos de todos los que miraban también se iluminaron. Era más que un fuego: era un punto de encuentro, un símbolo de unión, de invierno y de tradición viva. Y después, como no podía ser de otra manera, todos nos dirigimos al Centre Social a cenar.

La cena de sobaquillo fue una fiesta en sí misma. Mesas llenas de gente, comida casera, brindis improvisados, risas largas y alguna que otra sorpresa. La rifa, los regalos y los aplausos le dieron aún más encanto a la noche, mientras la música y la conversación se alargaban. Nadie quería que terminara.

Y el domingo, el protagonista fue la mañana y la vida animal. La bendición frente a la iglesia reunió a pequeños y mayores con sus mascotas, y a caballos y jinetes que se preparaban para la bendición. Momentos tiernos, sonrisas, reverencias y un desfile que recorrió Marxuquera con toda la elegancia y la fuerza de una tradición que perdura.

Así se vive Sant Antoni en nuestro pueblo: con raíces, con calidez, con respeto y mucho cariño por todo lo que nos une. Y, sobre todo, con un agradecimiento inmenso a todas las personas que lo hacen posible. Porque aquí, cada llama tiene detrás un pueblo que nunca deja de hacer fiesta.